Por ahora el retiro de Guzmán y Acuña, por decisión del
JNE, favorece en la intención de los votos a Keiko, aunque con mayor proporción
a Barnechea, Mendoza y PPK y en menor grado a García. Pero, este panorama se modificará aún más en cuanto a
preferencias del electorado y obliga a los candidatos a variar estrategias de campaña. Lo que
suceda en un mes hasta las elecciones del 10 de abril dependerá de varios
factores.
La eventual salida del
proceso electoral de Keiko sería poco probable pues su pedido de exclusión ante el JNE no sustenta que la entrega de dadivas a los
electores por parte de ella y su entorno
se haya hecho después del 17 de enero, fecha desde que rige la ley N° 30414 que incorpora el artículo 42 a la Ley de
Organizaciones Políticas, Ley N.° 28094, que sanciona a los candidatos por este
hecho.
Salvo que el JNE sostenga que Factor K no es un colectivo autónomo al
partido de Keiko, y que la entrega de dinero que hizo a través de la candidata
es ilegal pues la norma dice que las organizaciones políticas están prohibidas
de entregar dinero de manera directa o a
través de terceros. El Sr. Miranda, fundador de factor K, es candidato al Congreso
por Fuerza Popular.
Los votos que deja
Acuña le pueden ser favorables a keiko, sobre todo de los sectores socioeconómicos D y E (acostumbrados
a la prédica populista de las dádivas y donaciones). Mantenerse primera en las
encuestas dependerá también de su capacidad de reacción ante las críticas de
sus adversarios, y que tanto crezcan el candidato (a) con el que pueda disputar
la segunda vuelta electoral, y el rechazo ciudadano frente a los pasivos del
gobierno de su padre.
A PPK le es más
difícil llegar a esos sectores. A pesar del
cambio en su propaganda, no puede despegarse del entorno de su plancha
presidencial (Mercedez Araoz más parece una Miss para el gusto del Country
Club) y de algunos de sus candidatos al Congreso, cuyos nombres parecen
extraídos de directorios empresariales, y de otros que son jóvenes, pero
desconocidos para la gran mayoría de electores. PPK tendrá que seguir confiando
en explotar su figura de tecnócrata experimentado y de gringo acriollado.
Barrenechea
y Mendoza no tienen los recursos
económicos para publicidad en medios masivos como exhiben en estos días Keiko, PPK y
García. La fuerza de ellos debe seguir
en el contacto directo con la gente, en la capacidad de extender sus propuestas a la población,
distintas en orientación económica a la que proponen los otros tres candidatos.
Deben explotar el hecho de no tener denuncias de corrupción, ni problemas con
la justicia. Hasta ahora están creciendo en Lima, necesitan hacerlo más en el
interior del país.
¿Qué
marcará la diferencia para que uno despegue más que el otro?. Hay por lo menos
dos elementos que podrían explotar.
Uno es
usado por Barnechea y puede explotarlo
aún más. Su candidatura parece sobria, con propuestas que podrían considerarse de izquierda, pero él
prefiere definirlas en el centro. No ideologiza su discurso. Es pragmático en
el sentido de poner ejemplos de cómo la economía puede estar mejor al servicio
de la gente. Pero, al mismo tiempo debe dejar atrás ese halito de gestor de
gabinete, e intelectual. Tiene que mimetizarse, no solo cambiando de ropa, con
el sentimiento popular.
El otro
elemento a utilizar por Mendoza es el potencial carismático que tiene por su
juventud y belleza, y por la fuerza que pone al explicar algunas de sus
propuestas. Pero, le tiene que quitar el
aliento ideológico a su discurso. No usaron ese recurso ni Fujimori al ganar su
primer gobierno con su discurso del cambio, ni Toledo que obtuvo la presidencia
liderando la oposición, ni Humala cuando se presentó y ganó como el candidato
anti sistema.
A
ningún candidato se le puede negar su ideología. Pero su exposición no es
digerible en campaña, al contrario provoca desconcierto entre los electores y
daría pie a más ataques de la derecha. Los electores prefieren propuestas
concretas para su seguridad y economía, y empleo, antes que escuchar referencias al
conflicto entre neoliberalismo y la
economía social.
Barnechea
y Mendoza no deberían discrepar entre ellos, porque el electorado es sensible y
hasta volátil en sus decisiones. Sus objetivos son
ganar su pase a la segunda vuelta y derrotar a los candidatos del elenco estable.
En
cuanto a Alan García casi nada podría obtener de los votos de Guzmán (quizá si de Acuña), porque está apelando al voto
conservador. El voto seguro a favor de quien ya gobernó, y que tiene
experiencia y aunque hizo cosas malas, también hizo algunas obras.
El
barro y las zancadillas que vienen en lo que resta de la campaña contra Barnechea
y Mendoza (atribuida por algunos a los
operadores del Apra) ¿podrían orientar
algunos votos más para García?. Sin
embargo, los ataques de candidatos a sus rivales, más aún en los últimos tramos
de campaña, pueden terminar favoreciendo a los atacados.
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